Dar el pecho implica todo un proceso de crianza y cuidado del recién nacido en el que intervienen múltiples factores que, dependiendo de su coexistencia, favorecen o complican la lactancia. Es en este momento cuando aparece la hipogalactia, término que se utiliza, por extensión, a cualquier circunstancia que condicione un aporte insuficiente de leche al bebé amamantado.
La hipogalactia es la escasa producción de leche materna por parte de las glándulas mamarias, que no permite obtener el suministro adecuado para satisfacer las necesidades nutricionales del bebé. Aunque, como decíamos anteriormente, es una preocupación común, la realidad es que la hipogalactia es menos frecuente de lo que se piensa.
Tipos de hipogalactia:
En ocasiones la hipogalactia proviene de una succión ineficiente por parte del bebé. Las causas pueden provenir de alteraciones en el frenillo o malformaciones orofaciales, como puede comprobarse en la siguiente infografía:
Por su parte, la madre también puede, y suele, estar implicada en una baja producción de leche. A menudo puede estar provocada por un desajuste hormonal o fisiopatológico que interfiere en el trabajo de las glándulas mamarias como, por ejemplo:
Además, a nivel anatómico-estructural, cualquier alteración en el pecho puede estar detrás de la hipogalactia, como las cirugías mamarias o torácicas. En estos casos, los problemas pueden venir derivados de una mala transmisión de los estímulos nerviosos a través del tejido cicatricial.
Tratamiento:
Cuando exista la sospecha de un problema en la producción de la leche, el primer paso será consultarlo con especialistas y asesores de lactancia. Posteriormente, entre las medidas a adoptar estarán las técnicas de relactación, como la estimulación frecuente del pecho y la maximización de la succión. Asimismo, deberá ponerse el foco en las tomas, complementándolas con extracciones cortas y regulares.
El último paso a dar sería el uso de galactógogos, o inductores de lactancia, que aumentan la producción de leche, siempre bajo la prescripción y supervisión médicas.
En muchas ocasiones, las hipogalactias son leves y transitorias y se solucionan completamente en cuestión de días o semanas; pero, en ocasiones, se mantiene durante todo el proceso de lactancia. Los bebés tienden a perder interés por mamar e incluso rechazar el pecho cuando no logran satisfacer del todo su hambre con él. Por ello, es fundamental que el proceso de amamantar no genere en el bebé frustración por hambre prestando atención a las tomas.
Es importante entender que el pecho es mucho más que alimento. Amamantar es más que producir grandes cantidades de leche; es apego, contacto, intimidad compartida. Por ello, en las ocasiones en la sube la hipogalactia es severa y la posibilidad de amamantar inviable, es fundamental mantener el contacto piel, así como el vínculo emocional.
La baja producción de leche no es fácilmente reversible, pero con la ayuda de especialistas en lactancia materna se puede llegar a paliar y conseguir una lactancia materna exclusiva en unos casos o establecer una lactancia mixta en otros.
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