Cerca de un 5% de bebés tienen angiomas, que son lo que tradicionalmente conocemos como antojos. Contrariamente a lo que decían las abuelas: si de repente tienes ganas de comer fresas y no las encuentras a cinco kilómetros a la redonda, no te preocupes, no va a pasarle nada a tu pequeño.

Los angiomas son proliferaciones vasculares, o vasos sanguíneos que crecen de forma anómala, en la piel de los pequeños. Llegan a afectar a un 10% de los niños menores de un año.

Estadísticamente, su incidencia es mayor en niños prematuros, con bajo peso al nacer o en embarazos múltiples. Además, suelen aparecer más en niñas que en niños.

¿Cómo son?

No todos los angiomas son iguales. Pueden presentar desde una forma plana con tonos rosáceos hasta una forma más abultada y rojiza. Lo más habitual es que aparezcan en cabeza, cara, cuello, nuca o extremidades; aunque pueden generarse en cualquier parte del cuerpo.

Su evolución suele tener una pauta muy clara. Raramente dan la cara tras el nacimiento. Los angiomas suelen aparecer semanas, o incluso meses, después del parto cómo una mancha rosada que va creciendo. Lo normal es que este proceso suceda entre los tres y los nueve meses de vida del bebé.

Tras llegar a su punto máximo pasan por una fase de estabilización antes de entrar en una de regresión. Los angiomas suelen desaparecer del todo, casi siempre y en un 70% de los casos, antes de los siete años.

Desaparecen solos pero, ¿debo hacerle seguimiento médico?

Sí. Desde Matermap te recomendamos que sea un pediatra el que valore la presencia de este tipo de manchas en la piel de tu bebé. Aunque suelen ser inofensivos, puede haber casos que necesiten pruebas o tratamientos concretos para descartar que haya órganos afectados, o generen úlceras que causen hemorragias.

Con este artículo queremos informarte sobre los angiomas y también transmitirte tranquilidad, ya que solo en un 1% de los casos estas proliferaciones son realmente peligrosas. Si crecen en lugares cómo párpados, boca u oídos puede ser necesario intervenir con el fin que no generen complicaciones.

Si el bebé chupa la zona, o se le irrita con el roce del pañal, puede generarse un sangrado o úlcera que es fácil que se infecte. En estos casos hay que prestar especial atención a la lesión.

Desde MaterMap te recordamos que el contenido de este post es meramente informativo, y te recomendamos la consulta a un especialista en caso que tu bebé desarrolle algún tipo de angioma.